domingo, 26 de septiembre de 2010

Ciencia y constelaciones organizacionales

Cuando estaba terminando mis estudios de Ciencias Políticas y Sociología en la Universidad de Deusto tuve la oportunidad de conocer a Jose María Mardones, fallecido hace ya unos años. Fue uno de los profesores que más han influido en mi desarrollo intelectual y personal. Impartía Sociología del Conocimiento y me hizo dar una importante vuelta de tuerca al sentido de “la verdad”. Con él conocí dos autores que considero esenciales para entender la evolución del pensamiento científico: “Contra el método” de Paul Feyerabend y “La estructura de las revoluciones científicas” de T.S. Kuhn.

El primero critica la lógica del método científico racionalista. Subraya la idea de que el desarrollo de la ciencia no es un proceso lineal, sino que se basa la aparición de ideas rompedoras, infractoras de las leyes científicas existentes, que rompen las reglas establecidas. Esas ideas, en su nacimiento, son tratadas precisamente de irracionales, de imposibles en la medida que contradicen las leyes existentes en ese momento.

T.S. Kuhn se mueve en una dirección parecida al plantear que el desarrollo científico no se genera por la acumulación de hechos que acaban generando un nuevo paradigma. A partir de su investigación sobre la historia de la ciencia, lo que nos viene a decir es que los nuevos paradigmas científicos implican siempre una revolución con el anterior, no surgen de la evolución del paradigma anterior sino que lo contrastan, lo cuestionan y, finalmente, lo sustituyen. En ese periodo de transición lo que hay es combate, cuestionamiento, descalificación de lo nuevo, de lo diferente.

Viene todo esto a cuento de una metodología que ha despertado en mí un enorme interés: las constelaciones organizacionales. Este enfoque, también denominado coaching sistémico, permite una aproximación a los problemas o cuestiones que plantea el cliente desde la perspectiva del sistema en que se integran. Ha conectado plenamente con mis fundamentos sociológicos, con mi formación en dinámicas grupales, con mi adulación por Peter Senge, con mi interés por el coaching,…

La cuestión es que el funcionamiento de esta metodología no tiene una explicación científica clara. Es evidente que produce resultados muy positivos, que ayuda mucho a las personas y a las organizaciones con las que se utiliza. Pero no sabemos exactamente el mecanismo que ayuda a su funcionamiento. Ante esto algunos se revelan: “esto no es científico, esto es charlatanería, esto es un timo,….”. Y me acuerdo de Kuhn y de Feyerabend. Y me acuerdo de Jose María Mardones. Y me acuerdo de la innovación ¿así pretendemos generar una sociedad de la innovación? ¿enviando a la moderna hoguera mediática de la descalificación algo que funciona pero no sabemos explicar exactamente cómo?.

Allá ellos. Me encanta ayudar a las personas a encontrar una perspectiva para afrontar con más éxito sus problemas, sus dificultades, sus desafíos. Disfruto explorando nuevos campos, nuevas técnicas, nuevas metodologías para lograrlo. En ese itinerario se cruzó conmigo la Sociología, la Psicología Social, el Análisis Grupal; luego el Coaching, después la Bioenergética, ahora las Constelaciones Organizacionales. Se han ido entrecruzando con esas perspectivas la evaluación de las políticas públicas, la planificación estratégica, la gestión de calidad, el desarrollo de equipos y del liderazgo,…. A mi manera he ido construyendo la persona y el profesional que soy ahora y estoy contento con ello. Contento pero no acomodado, sigue habiendo caminos inmensos por explorar en esta vida apasionante.



miércoles, 22 de septiembre de 2010

Jornadas, encuentros y seminarios sobre modernización de la administración

Parece que la crisis no ha parado los afanes de modernización, de cambio, de mejora en la gestión de algunas administraciones públicas. Con la que está cayendo no es difícil encontrarnos con quienes se retiran a los "cuarteles de invierno" de lo conocido, de lo de siempre, de la inercia y la rutina. Y claro, en la administración, eso implica estancamiento, con sus consecuencias en la ya endeble implicación de muchos de quienes trabajan en ellas. Por ello es reconfortante ver que el Ayuntamiento de Gijón vuelve un año más con su Seminario sobre Gestión Pública Local. En esta su XVI edidión el lema central es "La administración que demanda la ciudadanía: el reto de hacer sencillo lo complejo". El programa me parece francamente interesante, así que nos veremos por allí.

Una pena que coincidan las fechas con el encuentro que organiza el Instituto Europeo de Gestión Pública. El encuentro se realizará en la localidad catalana de San Cugat, con motivo de la obtención por el Ayuntamiento de San Cugat del premio EPSA 2009 a la mejor iniciativa europea en el ámbito de "Liderazgo y gestión del cambio".

Por si fuera poco, el Ayuntamiento de Cambrils ya está inmerso en los preparativos de las 2ª Jornadas de Innovación y Excelencia en las Administraciones Públicas. Las fechas ya están cerradas: 14 y 15 de abril. Así que el curso comienza plagado de actividades que animan a pensar que el impulso transformador de nuestras administraciones públicas no se ha visto cercenado por la crisis económica.

martes, 14 de septiembre de 2010

Todo pasa y todo queda

“Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar”. Al pensar en la vuelta al trabajo, a la cotidianidad, me han venido a la memoria estos versos de Machado que tengo indisociablemente unidos a la canción que Serrat construyó con ellos. La verdad es que es esta época, después de las vacaciones de verano, la que realmente vivo como “comienzo de año”. Sin embargo, me resisto a pensar en las vacaciones como algo que terminó. ¡¡¡Y quién no!!!, pensaréis mucho. Pero lo siento en un sentido quizás diferente al que pueda pensarse inicialmente. No es que me resista a que se acaben las vacaciones sino a pensarlas como un compartimento estanco que cuando finaliza desaparece en el recuerdo.

Todo pasa, incluso las vacaciones. Pero todo queda, también las vacaciones pasan a formar parte de nosotros, de nuestra vida. No somos iguales que cuando nos fuimos. Somos más viejos, tenemos más juventud acumulada, tenemos nuevas vivencias, nuevas experiencias. Creo que nosotros mismos nos metemos en una emocionalidad negativa al formular una frontera tan nítida entre el estado que generamos en las vacaciones y en el período laboral. Si nos ponemos no nos costará mucho encontrar cosas “odiosas” en las vacaciones. Igualmente, si nos ponemos no nos costará mucho encontrar cosas entusiasmante en el trabajo.

Uno de los padres de la psicología positiva, Mihalyi Csikszentmihalyi, plantea en su obra “Fluir” que el estado de felicidad se produce cuando “fluimos”, esto es, cuando entramos en ese estado en el que el tiempo parece detenerse, en el que somos capaces de perder la noción de su transcurrir sumergidos en una actividad que nos apasiona, contemplando un paisaje que nos subyuga. Pues bien, Mihail es rotundo, contra lo que la mayoría de las personas piensan ese estado se da más fácilmente en el trabajo que en el ocio. Así que a fluir, aunque no estemos de vacaciones o, precisamente gracias a ello.