jueves, 27 de noviembre de 2008

Orgullo de pertenencia: valores, confianza y resultados

Terminaba la última entrada de este blog lanzando la pregunta ¿cómo se genera orgullo de pertenencia? Desde mi punto de vista, el orgullo de pertenencia se genera desde tres vertientes:

- las características de la organización,
- las personas que la lideran y
- las relaciones de las personas que componen esa organización.

Desde el punto de vista de la organización uno de los generadores de orgullo son los resultados. Formar parte de una organización extraordinariamente eficiente en el logro de sus objetivos contribuye a generar una ola de satisfacción entre las personas que han contribuido a lograr esos resultados. Sin embargo, siendo un elemento necesario no resulta suficiente ya que la forma en que se trabaja para lograr esos resultados puede incidir de manera negativa en esa generación de orgullo. Así, si los resultados se obtienen explotando a las personas o causando daños medio ambientales es difícil pensar que esa organización pueda lograr que quienes en ella trabajan se sientan orgullosos de hacerlo y, como consecuencia de ello, se comprometan e impliquen intensamente en el proyecto de la organización.

También puede ocurrir que el tipo de resultados que se logren resulte un obstáculo para la generación de orgullo. Por ejemplo, cuando los resultados son de un tipo contradictorio con los objetivos de las personas que trabajan para lograrlos (una empresa productora de armas químicas, por ejemplo). Por otra parte, cuando los objetivos son exclusivamente financieros, si ese éxito económico no es utilizado de una manera adecuada para quienes forman parte de la organización tampoco será suficiente como generador de orgullo. En consecuencia los resultados excelentes deben ir acompañados de otros factores para contribuir a la generación de orgullo. Llegamos así a los valores de la organización.

Los valores son una de las principales y más sólidas fuentes de generación de orgullo de pertenencia. Trabajar en una organización que representa unos valores con los que nos identificamos estimula ese orgullo como pocas otras cosas. Ahora bien, me refiero no a unos valores listados en un documento institucional sin más, sino a unos valores presentes en el día a día de la organización. Cuando una organización actúa con unos valores con los que nos identificamos y obtiene magníficos resultados, la posibilidad de que nos sintamos orgullosos de trabajar en ella es elevada. Probablemente será una organización en la que muchas personas pensaran como un buen lugar para trabajar.

A pesar de su potencia como generadores de orgullo, los valores por si mismos pueden no ser suficientes. Así, aunque nos identifiquemos con los valores de la organización y estos valores estén realmente presentes en su actuación cotidiana, si esa organización no obtiene resultados adecuados, el orgullo de pertenencia se movería en una clave fundamentalmente ideológica ya que no encontraría la satisfacción de ver cómo la organización es un buen instrumento operativo para el logro de sus objetivos. Un ejemplo de esta situación podría ser una entidad dedicada a actividades sociales, con una fuerte presencia de valores solidarios en su hacer, pero muy poco efectiva para lograr los objetivos de ayuda social que se ha fijado.

El tercer gran potenciador del orgullo de pertenencia tiene una importante vinculación con los valores (entre otros elementos), es la confianza. Las organizaciones capaces de generar un clima de confianza tanto de la entidad hacia las personas que en ella trabajan como a la inversa, tienen muchas más posibilidades de lograr que quienes la componen se sientan orgullosas de ello. Y la confianza no es una característica innata, se construye mediante la transparencia, el cumplimiento de los compromisos, el respeto y otros aspectos que Rafael Echeverria explica con claridad en la segunda parte de su breve e interesante libro “La empresa emergente”.

Las organizaciones que obtienen buenos resultados y basan su actuación cotidiana en la confianza y en unos valores sólidamente integrados es muy probable que cuenten con personas orgullosas de trabajar en ellas. Sin embargo hay otras dos perspectivas que también tienen un papel importante en el proceso de generación de orgullo. Las comentaré en más adelante.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Orgullo de pertenencia

El pasado jueves tuvo lugar el acto organizado por Q-EPEA y el IVAP en el marco de la XIV Semana Europea de la Calidad. Los protagonistas fueron Jokin Bildarratz (alcalde de Tolosa y presidente de EUDEL) y Pablo Aretxabala. Iñaki ha hecho un magnífico resumen del acto y en breve Euskalit colgará otro en su página web. Fueron conversaciones interesantes y sugerentes en muchos momentos. Hoy quiero destacar el comentario que Pablo realizó en relación con el orgullo de pertenecer a una organización. Cuando las personas que trabajan en una organización se sienten orgullosas de ello no hace falta darle muchas vueltas al tópico de la motivación. Se implican y aportan lo mejor de sí mismos orgullosos de su aportación a ese proyecto colectivo.

Sigue siendo habitual escuchar preguntas sobre cómo puedo motivar a la gente, o quejas sobre lo difícil de impulsar procesos de cambio porque "la gente no se motiva". Sin embargo, la manera en que se plantea el tema se constituye en su principal obstáculo para encontrar un camino exitoso. Hay formas de formular los problemas a los que nos enfrentamos que nos cierran posibilidades y otras que nos abren caminos y posibilidades de actuación. Cuando nos planteamos las dificultades de encontrar compromiso en las personas, el centrarnos en la idea de buscar cómo motivarles cierra caminos: motivar a otros no es posible.

Entonces ¿cómo generar compromiso e implicación de las personas con el proyecto de la organización en la que trabajan? En mi opinión, una buena línea de trabajo que permite abrir perspectivas es, precisamente, plantearse ¿qué tengo que hacer para que se sientan orgullosas de esta organización?. También podemos trasladar este planteamiento al ejercicio del liderazgo: ¿Qué tengo que hacer para que se sientan orgullosas las personas de mi equipo de que yo sea su "jefe"?. Ideas sobre cómo se hace eso en el próximo capítulo.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Coaching: el arte de soplar brasas


Leonardo Wolk titula así su libro sobre el coaching. De lectura amena y exposición clara es una buena introducción al tema. Si bien Wolk se manifiesta ecléctico en cuanto a las diferentes escuelas de coaching, su enfoque se sitúa básicamente dentro del coaching ontológico. No en vano el libro finaliza con un breve pero brillante artículo de Rafael Echeverria, uno de los referentes en esta forma de entender el coaching, titulado "Sobre el coaching ontológico".

La obra de Wolk comienza definiendo qué entiende por coaching y donde explica la razón de ser del título:
"He visto e interactuado a lo largo de los años -explica- con personas inteligentes, brillantes, excelentes profesionales y expertos en su respectiva tarea, que me han consultado porque se sentían atrapados, desmotivados y con sentimientos de incompetencia ante situaciones difíciles y/o alternativas arriesgadas. Uno de mis primeros interrogantes desde el rol de coach es preguntarles cómo se veían en sus inicios profesionales, qué sueños tenían. Muchas veces observo entonces como un fuego sagrado, ojos que se iluminan como brasas de ilusión. Y pienso:¡eso no se perdió! ¡está! casi apagado ¡pero está! El conocimiento, la pasión aún perduran. Por ello me defino y defino al coach como un soplador de brasas. Como un socio facilitador del aprendizaje, que acompaña al otro en una búsqueda de su capacidad de aprender para generar nuevas respuestas."

viernes, 14 de noviembre de 2008

Comidos por el día a día

Estas semanas he escuchado varias veces la frase "el día a día me come". Es como si el día a día adquiriera vida propia y, cual animal salvaje deborará nuestro tiempo. Y qué podemos hacer ante fiera tan salvaje. A nosotros nos gustaría que fuera de otra manera pero, ¡¡ah!! cómo enfrentarse a tamaña alimaña.

Siento desilusionaros pero ese "hombre de las nieves" que puebla el territorio del "tiempo" no existe. El día día es simplemente un continuado devenir de acontecimientos ante los que decidimos responder de una manera u otra. Sí, decidimos. Esa idea de víctimas indefensas ante la presión de las circunstancias puede resultar en cierta medida tranquilizadora: "yo no tengo nada que ver en lo que me pasa, son las circunstancias". Sin embargo, es una forma de ver la realizad que nos convierte en seres impotentes. Si nada tengo que ver en lo que me ocurre nada puedo hacer para tratar de modificarlo.

La buena noticia es que en la medida en que reconozco mi parte de responsabilidad estoy sentando las bases para hacer frente de manera efectiva al problema. Mientras nos movamos en el tópico de que son las circunstancias las que me llevan a esa pérdida de control sobre el manejo de mi tiempo, nada podremos hacer salvo sufrir y resignarnos a las consecuencias. Cuando nos situamos en el centro del problema renunciamos a la impotencia y nos acercamos al poder de gobernar nuestro tiempo y nuestro futuro. Menos cómodo, menos tranquilizador pero mucho más poderoso.

La experiencia de quienes han sufrido una situación altamente traumática nos pone de manifiesto cómo, tras esa vivencia, cambian las prioridades, dan lugar a lo que antes no tenía lugar. ¿Por qué esperar a que nos ocurra algo así, a que veamos el final de nuestra vida demasiado cerca, a que nos impacte la pérdida de un ser querido? ¿Por qué no plantearnos ahora que las actividades que pueblan nuestro tiempo somos nosotros los que decidimos hacerlas o no? Hay libros y cursos múltiples sobre la gestión del tiempo pero, en el fondo de todos ellos subyace siempre la misma idea. El tiempo es un bien limitado que requiere priorizar la forma en que lo empleamos. Si no lo hacemos serán las circunstancias las que lo hagan por nosotros. Si no lo hacemos renunciamos a gobernar nuestra vida.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Jornada sobre los retos en la Administración Pública

Q-Epea, entidad en la que he participado desde sus comienzos hasta hace bien poco, celebra su habitual jornada en el marco de la Semana Europea de la Calidad que este año se desarrolla bajo el lema "Consolidando la Calidad y potenciando la Innovación, para alcanzar la Excelencia". Una semana que organiza en Euskadi EUSKALIT (Fundación Vasca para el Fomento de la Calidad) y que va ya en su edición número 14. Es una semana digna de algún libro de records ya que tiene la peculiaridad de extenderse durante 14 días.

En esta ocasión, la jornada se desarrollará en torno al enunciado genérico "Retos en la Administración Pública" y tendrá lugar el próximo 19 de noviembre, entre las 9:30 y las 14:00, en el Museo Marítimo Ría de Bilbao (puedes inscribirte pinchando aquí). Tal y como hice en años anteriores me han pedido de nuevo que coordine el foro debate que constituye el eje vertebral del acto. Se lo agradezco una barbaridad. La participación en Q-Epea es uno de las experiencias que guardo con más cariño de mi recorrido por la Administración Pública. He aprendido mucho con ellos, he conocido personas estupendas y me he divertido ¡¡qué más se puede pedir !!. Así que estar de nuevo en ese foro me encanta.


Tras este pequeño paréntesis continúo contándoos que el foro debate cuenta con dos invitados que sin duda van a aportar mucho interés al acto. En primer lugar, participará Jokin Bildarratz, Presidente de EUDEL y alcalde de Tolosa. Con él hablaremos sobre cómo se definen las políticas públicas y sus prioridades, sobre la capacidad de liderazgo de los políticos y los límites entre éste liderazgo y el liderazgo técnico; hablaremos también sobre cómo se ve desde la perspectiva política la excelencia en la gestión, sobre participación, innovación,....


Tras un pequeño descanso para comentar lo escuchado, descansar un poco y tomarnos un café, tendremos la oportunidad de hablar con Pablo Aretxabala, hasta hace bien poco Director de VISESA y ahora consultor en K2K Emocionando, la consultora de Koldo Saratxaga. Con Pablo vamos a hablar de liderazgo. El mismo ya nos anticipa en su blog la idea central que quiere transmitir: el liderazgo ni se hereda ni se aprende.


Como veis una jornada que se promete interesante y que terminará a las 14:00 con un pequeño lunch que nos permitirá seguir sacando partido al día charlando más informalmente con las personas asistentes, retomando relaciones y haciendo otras nuevas. Si os animáis nos vemos en el Museo Marítimo de Bilbao.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Inevitable Obama

No puedo resistirme a hablar de Barack Obama y no sólo por la satisfacción personal que me produce una victoria electoral que creo va a ser beneficiosa para el futuro próximo de todo el mundo. Incluso aunque no hubiera ganado, que un emigrante de primera generación, que procede de una minoría, sea el candidato de uno de los dos partidos en liza ya me parece suficiente. Me cuesta mucho imaginarme una situación parecida en Alemania (con un hijo de una familia turca, por ejemplo) o en Francia (con un descendiente de argelinos) o en España (con un candidato cuyos padres fueran marroquíes, rumanos o colombianos). Recordar la polémica en Catalunya cuando Montilla fue elegido Presidente de la Generalitat o la idea para algunos inimaginable de que un Lehendakari de Euskadi no sea nacionalista, resulta interesante en estos momentos. Estados Unidos de Norteamerica tiene muchos "oscuros", algunos de los cuales han destacado de manera singular estos últimos años, pero tiene también "claros" magestuosos. Esta semana podemos tomar conciencia de algunos de ellos.

Pero hay más. Barack Obama ha mostrado cómo un discurso propio, con personalidad, alejado de la descalificación del contrario; un discurso que cuenta una historia de futuro, de esperanza; un discurso que no se mueve a golpe de encuesta sino que tiene personalidad propia; un discurso con espíritu de liderazgo, al fin y al cabo, es un discurso de éxito. La movilización que ha generado en un país con altos niveles de abstención es significativo. Como significativo ha sido su recorrido en estos dos últimos años. Nadie apostaba un duro por él cuando anunció su candidatura. A medida que iba dejando caer sus opiniones "políticamente incorrectas" los comentaristas le enterraban aún más... pero la ciudadanía no. Y llegó a enfrentarse a la gran favorita. De nuevo muy pocos esperaban que llegara a ser nominado por el Partido Demócrata. Incluso se decía que si ganaba Obama la nominación era segura la victoria Republicana en las elcciones a la Presidencia. Pero Obama con coherencia y constancia ha construido un discurso capaz de enfrentarse a todo. No nos engañemos, no tardará mucho en llegar el desencanto. Gobernar no es fácil, contentar a todos los que te han apoyado aún menos. En todo caso, vivir la esperanza de cambio ya es por sí mismo un valor. Probablemente no será tanto como muchos desean pero seguro que tampoco será tan escaso como a otros les hubiera gustado.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Damasio: las emociones y la toma de decisiones

En el imaginario colectivo se encuentra la idea de que las decisiones hay que tomarlas con “la cabeza fría”, no dejándose llevar por las emociones ya que, en este supuesto, nuestra decisión se verá teñida de subjetividad y, en consecuencia, corre el riesgo elevado de no ser una buena decisión. Pero mira por donde, Antonio Damasio, neurólogo portugués afincado en la Universidad de Southern California y premio Príncipe de Asturias, nos pone sobre la mesa la idea contraria: una decisión tomada sin emoción es altamente probable que sea equivocada. Claro que eso no garantiza que la que tomemos con la emoción presente vaya a ser necesariamente buena. Dicho en otras palabras, la presencia de emociones en nuestra toma de decisiones es requisito necesario aunque no suficiente para tomar buenas decisiones. En palabras del propio Damasio:

“Tampoco quiere ello decir que cuando los sentimientos tienen una acción positiva tomen la decisión por nosotros; o que no seamos seres racionales. Sólo sugiero que determinados aspectos del proceso de la emoción y del sentimiento son indispensables para la racionalidad. En el mejor de los casos, los sentimientos nos encaminan en la dirección adecuada, nos llevan al lugar apropiado en un espacio de toma de decisiones donde podemos dar un buen uso a los instrumentos de la lógica. Nos enfrentamos a la incerteza cuando hemos de efectuar un juicio moral, decidir sobre el futuro de una relación personal, elegir algunos mecanismos para evitar quedarnos sin un céntimo cuando seamos viejos o planificar la vida que tenemos delante. La emoción y el sentimiento, junto con la maquinaria fisiológica oculta tras ellos, nos ayudan en la intimidadora tarea de predecir un futuro incierto y de planificar nuestras acciones en consecuencia”. (El error de Descartes, Biblioteca de Bolsillo, pág. 10-11).

Y todo esto no es producto de la mera reflexión sino que se basa en una serie de experimentos neurológicos que le llevan a concluir que “la emoción, el sentimiento y la regulación biológica desempeñan su papel en la razón humana”. Hay mucho más interesante en la obra de Damasio pero lo compartiré en otra ocasión, mi amigo Germán me dice que hago entradas demasiado largas para un blog. Sin que sirva de precedente voy a seguir su consejo, aunque seguro que esta ya le ha parecido excesiva.